Los partidos políticos
En 1891 comienza la república parlamentaria.
El triunfo de la revolución tuvo todos los caracteres de una restauración de la
legitimidad tradicional y, a la vez, de una victoria de los congresistas sobre
el poder ejecutivo que significó la instauración del régimen parlamentario, en que
el Congreso tiene supremacía política sobre la autoridad del Presidente de la República.
La clase dirigente que no era ya una
oligarquía de plutócratas y de aristócratas, controlaba el gobierno por
intermedio de los partidos:conservador,
liberal, nacional y liberal-democrático.
El Partido
Conservador: Era en aquellos tiempos una poderosa
fuerza de opinión constituida por elementos de la clase alta, de la clase media
y de las masas populares, unidos por el sentimiento religioso.
Su principal fuerza electoral la constituían
en las provincias centrales los inquilinos de las haciendas y la nutrida
opinión católica de las ciudades.
El programa y las tendencias del partido
seguían siendo los mismos que en el período anterior. Sólo discrepaba de los
otros partidos históricos en los asuntos relacionados con la educación y la
religión. Sus jefes fueron Walker Martínez, Fernández Concha y don José Tocornal.
El Partido
Liberal: Era la fuerza electoral más poderosa
y por eso mismo, de él salieron casi todos los candidatos a la presidencia, lo
que originaba la división de sus huestes. A él hay que agregar el pequeño
sector de “liberales independientes”,formado por algunos políticos liberales,
sin arraigo en la opinión, pero poseedores de recursos económicos suficientes
para hacerse elegir diputados en aquellas circunscripciones donde el cohecho
era el único factor determinante del triunfo.
Desde el punto de vista ideológico, el
doctrinarismo de los distintos puntos liberales estaba en razón directa de su
mayor o menor inclinación a aliarse con los radicales o con los conservadores.
El Partido
Nacional: El antiguo bando montt-varista se ha
convertido ya en un grupo plutocrático de tendencias liberales, que controla la
banca y el alto comercio. La posesión del dinero le daba una considerable
representación parlamentaria. Sus jefes fueron don Pedro Montt y los Besa
.
El Partido
Liberal-democrático: En 1893 los antiguos partidarios de
Balmaceda, reunidos en la convención de Talca, echaron las bases del partido liberal-democrático, que tuvo raigambre
en la masa popular, seducida por el trágico fin del dictador y por el recuerdo
de la abundancia de trabajo y el alza de salarios que hubo en su
administración. De acuerdo con los principios del mandatario, se declaraba el
defensor del poder ejecutivo fuerte; pero en la práctica contribuyó a afianzar
la dictadura irresponsable del congreso, a debilitar el poder presidencial y a
aumentar la anarquía parlamentaria oscilando entre la alianza con los radicales
y la coalición con los conservadores, según soplasen o no vientos liberales. Su
jefe fueJuan Luis San Fuentes.
El Partido
Radical: Se organizó sólo en 1888, sobre la
base de asambleas, y luego trajo a sus filas a elementos de la clase media
formados en los liceos fiscales que, conjuntamente con la educación primaria y la Universidad, llegaron
a convertirse en una especie de patrimonio del partido, más que todo a causa de
que las gente de alta clase media liberal o conservadora preferían otras
actividades más lucrativas que la de enseñar a la juventud.
Después de la muerte del patriarca Matta pasó a ser Mac-Iver la figura más sobresaliente del radicalismo; pero su liberalismo económico
de corte inglés ya no se avenía con la hostilidad hacia las clases ricas que
manifestaba la mesocracia que había invadido sus asambleas democráticas. De
aquí que, bajo la influencia de Valentín Letelier, se terminara por incorporar el principio de la “justicia social” como
aspiración del partido (1906).
El radicalismo se había vinculado desde mucho
antes a la masonería, institución fundada en Chile a mediados del siglo XIX.
El Partido
Democrático: Había nacido en 1887, de una rama
desprendida del partido radical y como una reacción contra el individualismo
que en aquella época caracterizaba a ese grupo político, que todavía se negaba
a considerar el mejoramiento económico y social de las clases trabajadoras. Su
jefe fue Malaquías Concha.
Este partido conquistó la adhesión de los
obreros de los centros salitreros del norte y de las grandes ciudades, así como
la clase de los artesanos o dueños de talleres, aprovechando para ello el
sufragio universal; pero su representación fue escasa. Además el partido democrático
no tardo en volver a afiliarse con los sectores más pudientes de la sociedad
debiendo sufrir también una escisión al divorciarse de él en 1911 un grupo
encabezado por Luis Emilio Recabarren, que pasó a organizar el Partido Obrero Socialista de Chile, más tarde llamado Partido Comunista de Chile.